La fusión BACC- BAFC.
El comienzo de 
una nueva historia

En 1950, el Buenos Aires Cricket Club perdió la histórica cancha de Palermo tras la revocación de su concesión, lo que dejó al club sin escenario deportivo y con un futuro incierto. Esta pérdida también afectó al Buenos Aires Football Club, que usaba ese mismo campo para sus partidos. La situación forzó a ambos clubes, con tradiciones complementarias en cricket y rugby, a buscar una solución conjunta. El terreno en Don Torcuato, propiedad del bafc desde los años 30, se presentó como la respuesta ideal, facilitando la inevitable fusión de estas dos instituciones centenarias.

La propuesta de unificación fue formalizada el 27 de junio de 1950 y aceptada rápidamente. La fusión se estructuró legalmente con el Buenos Aires Cricket Club como entidad absorbente, ya que poseía personería jurídica. Ambos clubes aprobaron la reforma de sus estatutos en asambleas extraordinarias, y el 4 de mayo de 1951 se oficializó la creación del Buenos Aires Cricket & Rugby Club. La ceremonia incluyó una cena conmemorativa y discursos que destacaron el valor simbólico de unir las tradiciones deportivas de ambas instituciones.

La nueva comisión directiva fue elegida por consenso, y se iniciaron los trámites para escriturar el predio de Don Torcuato a nombre del nuevo club. Mientras los trabajos de preparación de la cancha de rugby avanzaban con rapidez, los jugadores de cricket debieron disputar sus partidos como locales en otras sedes. Aun así, el club renovó su espíritu, con optimismo hacia una nueva etapa donde rugby y cricket continuarían creciendo unidos bajo una misma identidad.

Obras Nuevas

En mayo de 1951, apenas un día después de la fusión del Buenos Aires Cricket Club y el Buenos Aires Football Club, se lanzó la revista Tackle, una de las primeras publicaciones dedicadas al rugby en Argentina. Entre sus redactores estaba el joven Ernesto “Che” Guevara, quien firmaba con el seudónimo Chang-Cho. El nuevo club, ya fusionado, jugó su primer partido en Don Torcuato el 27 de mayo, cayendo ante Hindú. Pero una semana más tarde logró su primera victoria allí frente a Obras Sanitarias, marcando el inicio de una nueva etapa.

La institución comenzó de inmediato con importantes obras de infraestructura, incluyendo la construcción de un pabellón con vestuarios, baños, comedor y bar, bajo la dirección del arquitecto Mario Villani. Aunque los recursos eran escasos y las finanzas inestables, el esfuerzo colectivo de los socios permitió avanzar con el proyecto. El 4 de octubre de 1952 se inauguró oficialmente el Pavilion en Don Torcuato, con la presencia de destacadas figuras del deporte y del ámbito diplomático, como el embajador británico. Ese día también se jugó una final de rugby, aunque la victoria fue para la Asociación Deportiva Francesa.

Pese a sentirse cómodos en su nueva sede, tras la caída del gobierno de Perón en 1955 surgieron rumores sobre una posible restitución del predio de Palermo. Sin embargo, la propuesta resultaba poco viable para el club, que no podía asumir nuevas deudas ni reducir sus espacios deportivos. Finalmente, en 1962 se inició la construcción del Planetario en aquel lugar, cerrando definitivamente una etapa y reafirmando el arraigo del club en Don Torcuato.

La Gestación del Equipo Bicampeón

En 1948, un grupo de jóvenes del colegio San Andrés comenzó a forjar una nueva etapa para el club Buenos Aires (BA). Tras salir campeones en la Quinta División del SIC, decidieron representar a BA, manteniendo parte de su identidad, como las medias azules. A partir de ese momento, se transformaron en el futuro del club, participando en distintas categorías juveniles y conformando la base del equipo de Primera con figuras como Freddie James y Ricardo Brown.

Durante los años siguientes, el equipo fue creciendo. En 1955, terminó a mitad de tabla, pero con nuevas incorporaciones y refuerzos en 1956, BA logró medirse de igual a igual con equipos internacionales como el combinado Oxford-Cambridge. En 1958, con una mezcla de experiencia y juventud, incluyendo jugadores provenientes de Obras Sanitarias y la preparación física a cargo de un entrenador de boxeo, BA se coronó campeón de Primera División después de 43 años, venciendo a Pueyrredón y consolidando una formación sólida y talentosa.

El equipo no se detuvo ahí. En 1959, reforzado por la llegada de Juan Gerlach, volvió a salir campeón, esta vez superando a CUBA en un final de torneo vibrante. El festejo, compartido amistosamente en la sede del club rival, fue tan épico como el triunfo mismo, con anécdotas que quedaron para siempre en la memoria del club. Fue el décimo campeonato de su historia y el último hasta el momento.

La década dorada se cerró con un partido internacional frente a los Junior Springboks, en el que BA cayó por 38 a 6. A pesar de la derrota, el encuentro simbolizó el crecimiento y prestigio alcanzado por el club en esos años. La actuación destacada de sus jugadores en escenarios locales e internacionales marcó una etapa inolvidable y gloriosa para la institución.

El Centenario

Tras obtener el bicampeonato, Buenos Aires Cricket & Rugby Club vivió una década de contrastes: entre temporadas luchando por la permanencia y otras más competitivas, aunque lejos del título. En 1966, tras 27 años consecutivos en Primera División, llegó el descenso. Sin embargo, el evento más significativo fue la celebración de su centenario, que destacó la historia y el prestigio del club más antiguo de América Latina, reconocido por clubes, autoridades y la prensa.

Los festejos incluyeron eventos sociales y deportivos de gran nivel: desde cenas de gala hasta partidos conmemorativos. La organización del centenario movilizó a toda la comunidad del club, incluyendo la formación de comisiones especiales presididas por figuras notables. Además, se creó un fondo para financiar mejoras en las instalaciones de Don Torcuato, con la colaboración de jóvenes socios profesionales.

El recambio generacional fue otro hito importante: Bruce Campbell asumió la presidencia con solo 28 años y, junto a otros dirigentes jóvenes, lideró la modernización del club. Se ampliaron las instalaciones, se adaptaron espacios para mujeres y se construyó una cancha de hockey. También cambiaron las costumbres institucionales, como el idioma de las reuniones y el lugar de los encuentros, acercando la vida del club a su sede principal.

Durante este período de transformación, el espíritu familiar del club se mantuvo firme. Las actividades integradoras, los veranos compartidos y las tradiciones como el almuerzo del 25 de diciembre fortalecieron los lazos entre generaciones. A pesar de los desafíos de acceso a Don Torcuato, los socios continuaron construyendo un club que, mientras miraba al futuro, honraba con orgullo su historia centenaria.

Aquellos Años Setenta

Durante la década del 70, el club vivió un crecimiento constante y ordenado, liderado por una nueva generación de dirigentes que consolidó la transformación de una institución británica a una más criolla, sin perder el respeto por la historia. El rugby, el hockey y el cricket seguían activos, y surgieron con fuerza los torneos internos de fútbol, que marcaron a generaciones enteras. Aunque el equipo de rugby no disputaba títulos, se mantuvo competitivo, y una reorganización le permitió volver a Primera en 1970, hasta otro descenso en 1977. Esta etapa también estuvo marcada por los últimos Rugger Dance y por el logro de concretar dos giras europeas, algo inédito hasta entonces para el club.

El Cricket y los años de transición

Tras la Segunda Guerra Mundial, el Reino Unido perdió su influencia global, y la comunidad británica en Argentina sufrió la hostilidad y el despojo de su poder, como evidenció el incendio del pabellón del BACC en 1947 y la estatización de los ferrocarriles en 1948. Estos eventos impulsaron la creación de actividades como el Children’s Empire Day, dirigidas a los niños británicos residentes en Argentina. Este clima de tensión también impactó al club de cricket, que experimentó una disminución en su rendimiento durante la temporada 1950-51, jugando en canchas prestadas y sin la ventaja de su histórica sede en Palermo.

En 1951, el club adoptó una nueva denominación y, a pesar de las dificultades, la temporada 1951-52 fue un desafío, con baja participación de jugadores, aunque permitió a los más jóvenes jugar en el equipo superior. El club estrenó su nueva cancha en Don Torcuato en 1952 con una partida entre miembros, lo que marcó el regreso de los triunfos al ganar el campeonato y la Robin Stuart Memorial Shield en 1952-53. Sin embargo, las dificultades para reclutar jugadores debido a la disminución de empresas británicas en el país comenzaron a afectar el futuro del cricket en Argentina.

A pesar de estos desafíos, el club logró éxitos deportivos en la segunda mitad de la década de 1950, con campeonatos de Primera División en 1956-57 y 1957-58, y victorias en el trofeo Robin Stuart entre 1958 y 1960. La visita del Marylebone Cricket Club en 1959 fue un hito importante para el club, y varios de sus jugadores participaron en los encuentros, que se jugaron en distintas sedes. A pesar de la fluctuación en la calidad de su campo, el club mantuvo una presencia destacada en el cricket argentino durante esos años.

El Cricket en la década del Centenario

Durante la década de 1960, la situación del cricket argentino empeoró debido a la disminución de equipos y el creciente desinterés de las nuevas generaciones, tanto en los colegios como en los clubes, que comenzaron a enfocarse más en deportes como el rugby. La brecha entre los jugadores veteranos y los nuevos fue cada vez más evidente, lo que llevó a una reestructuración en el equipo del clásico anual Norte-Sur. A pesar de la adversidad, el club BA intentó mantenerse a flote, creando el Fondo de Cricket en 1961, mejorando su cancha y sumando nuevos jugadores, entre ellos diplomáticos y funcionarios de empresas británicas.

El club logró algunos éxitos en la década, destacándose en 1964 cuando un equipo encabezado por Graham Paine se consagró campeón, ganando nueve de los diez partidos jugados. La temporada 1966-67 fue la más exitosa, con victorias tanto en Primera como en Segunda División, y la designación de David Drewery como capitán del equipo Norte en el clásico anual. Sin embargo, en una asamblea de 1967, el presidente del BA, Bruce Campbell, expresó su preocupación por el futuro del cricket en el club debido a problemas financieros y la falta de jugadores. Esto generó un llamado a la acción entre los socios para tratar de salvar la tradición del club.

A pesar de los esfuerzos y algunos éxitos, el cricket argentino en general cayó en una profunda crisis hacia 1970, cuando la falta de equipos y la baja participación obligaron a reestructurar los campeonatos y eliminar la Segunda División. La situación parecía desesperada, pero un grupo de jóvenes jugadores con apellidos latinos surgió como una esperanza para el futuro del deporte, lo que permitió mirar con optimismo hacia los próximos años, aunque los veteranos temían por la continuidad del clásico Norte-Sur.

Los últimos años

El club BA logró importantes victorias en la década de 1970, con la captura del campeonato de Primera División en 1971-72 bajo la capitanía de Victor Makin, y nuevamente en 1975-76 con John Jackson al mando. La temporada de 1975-76 destacó por la participación de jugadores británicos temporales, conocidos como "importados", como Ted Dunstan y Andrew Carr, quienes fueron clave en el rendimiento del equipo. Sin embargo, el club enfrentaba dificultades para atraer nuevos jugadores locales y dependía de estos jugadores temporales, lo que limitaba su sostenibilidad a largo plazo.

A pesar de los éxitos en los primeros años de la década, el club comenzó a enfrentar una crisis de jugadores en los años 80. Tras una serie de temporadas deficientes, en 1982-83, BA abandonó la competencia oficial debido a la falta de jugadores. Los pocos miembros restantes se unieron a otros clubes, como Hurlingham, que logró varios títulos con exjugadores del BA. Aunque hubo intentos de reactivar el cricket en el club después de su mudanza a Malvinas Argentinas, la falta de recursos y jugadores impidió su retorno al deporte, a pesar de mantener la afiliación con la ACA por algunos años.

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